Mírame (y nunca dejes de hacerlo)

Entre poesias y versos, palabras cursis, te amos y corazones, olvidos, perdones, vidas eternas, "hasta que la muerte nos separe" y separaciones.

Sexo desenfrenado, poses absurdas, penetraciones orgásmicas, besos eternos, caricias interminables, pieles con química, roces que hablan, miradas que valen todo.

Espacios compartidos, anécdotas en albunes guardadas, fotos grabadas en la memoria.

Una confianza (supuestamente) indestructible, fidelidad (y no tanto), verdades que van, mentiras que vuelan, razones que conforman y cuerpos que atraen.

Gestos que complacen y señas que gustan.

Atracción, miradas que rebolotean, lenguas que se entrelazan, manos que tocan, se agarran, se abrazan y se dan calor, mucho calor.

Peleas que desconocen con reconciliaciones increibles.

Sacudidas violentas y acabadas interminables.

Ahí, justo ahí, hay gente infeliz, personas vacias buscando sólo un poco de amor.

Una mujer, un hombre, o un hombre y una mujer, que le dé una parte tan insigficante de todo eso. 

Tal vez se conforman con que ocupen un porcentaje en su materia gris para considerarla, al menos, importante.

Ocupan ese discriminado lugar para sentirse inútiles, solas y convencerse de que así no pueden y así salir a llenarse de poesias, versos, palabras cursis, te amos y corazones, olvidos, perdones, vidas eternas, "hasta que la muerte nos separe" y separaciones.

Sexo desenfrenado, poses absurdas, penetraciones orgásmicas, besos eternos, caricias interminables, pieles con química, roces que hablan, miradas que valen todo.

 Espacios compartidos, anécdotas en albunes guardadas, fotos grabadas en la memoria.

Una confianza (supuestamente) indestructible, fidelidad (y no tanto), verdades que van, mentiras que vuelan, razones que conforman y cuerpos que atraen.

Gestos que complacen y señas que gustan.

Atracción, miradas que rebolotean, lenguas que se entrelazan, manos que tocan, se agarran, se abrazan y se dan calor, mucho calor.

Peleas que desconocen con reconciliaciones increibles.

Sacudidas violentas y acabadas interminables.

Y ahí, justo ahí, desconocer a lo que alguna vez fueron, a sus pares, por la simple razón de que ahora no se sienten infelices.